Implantes, ¿después de los 70?
En España, el edentulismo, que es como se conoce a la ausencia de dientes, ya sea total o parcial, es una situación que afecta a más del 50% de la población a partir de los 65 años. Si bien en edades previas la técnica de elección para reponer los dientes perdidos son los implantes, por su mayor comodidad y funcionalidad, lo cierto es que a partir de la jubilación algunas personas descartan esta opción por considerar que son ya “demasiado mayores” para ella.
Se antepone en estos casos la edad ya alcanzada al tiempo que todavía queda por delante para reír, comer y disfrutar al máximo de la vida, hace que algunos opten por la colocación de una dentadura removible, que consideran más “acorde” a su edad.
Son conscientes de que este sistema, lógicamente, no ofrece el mismo nivel de sujeción y fiabilidad que los implantes, pero aún así lo ven como una opción válida.
Al menos al principio, pues a la larga, incluso para quienes han llevado su dentadura completa removible durante años, la inevitable pérdida de estructura ósea supone una eventual falta de sujeción de la prótesis y genera una inestabilidad que compromete tanto la masticación como el habla.
…muchos comentan que han vuelto a comer cosas que habían evitado durante años…
Por ello, llegado este punto, e independientemente de la edad, al final la mejor solución acaba siendo nuevamente la
implantológica. En este caso, mediante un procedimiento basado en asentar la prótesis sobre una serie de implantes para dotarla de una mayor estabilidad.
Se trata de una técnica por la que se colocan, lo más bilateral y simétricamente que se pueda en función de los condicionantes del hueso, una serie de implantes dentales en la mandíbula y/o en el maxilar superior, sobre los cuales se adapta una dentadura completa que conecta con un firme “click”.
La unión entre implantes y prótesis es sólida y muy superior en cuanto a grado de sujeción que lo que se consigue con la dentadura removible convencional.
Asimismo, y siempre y cuando las características del paciente lo permitan, se puede ampliar el número de implantes sobre los que asentar la nueva dentadura, aumentando así su estabilidad y convirtiéndola en una prótesis completamente fija, que el paciente no se puede quitar, lo cual aumenta enormemente su comodidad.
La satisfacción de las personas que optan por este tipo de tratamiento es generalmente inmensa; muchos comentan que han vuelto a comer cosas que habían evitado durante años, debido a la dificultad que suponía su masticación, como bocadillos o carnes. Y es que, con el buen nivel de vida del que se puede llegar a disfrutar en la “tercera” de las edades, todavía quedan incontables ocasiones para comer, hablar y reír durante muchos años.
Todavía quedan incontables ocasiones para comer, hablar y reír durante muchos años
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